jueves, 17 de abril de 2008

LOS CHANGOS

Rubén Martínez
Recopilado por: María del Carmen Castillo

Vivía un matrimonio en su casa y tenían una hija a la que mandaban siempre a traer agua, en un cántaro como era la costumbre.
Como había changos en el camino siempre tenía miedo. Un día se encontró uno que hablaba y le dijo:
– Vente conmigo y vamos a una casa.
Lo siguió por curiosidad y al llegar vio que no era una casa, era una piedra. Allí vivía, en las piedras, y allí se la llevó. Ella se quedó ahí, no pudo escapar. Cuando ella salía recordaba su casa y se quería ir con sus padres pero el chango siempre la alcanzaba, y ya nunca la dejaba salir.
–Pues sí, ni modos, me quedo aquí – decía la muchacha.
Se quedó allí, paso el tiempo y la muchacha y el chango tuvieron hijos. Tuvo un hijo como persona, igual a nosotros, pero se le quedó su cola, cola de chango.
El niño creció y un día le preguntó a su madre:
–Mamá ¿por qué tengo cola?
– Hijito, tu padre es chango, el chango grande.
–Y tú, mamá ¿de por sí vives acá en el hueco, en las piedras con él?
–Si hijo, pero yo soy de un pueblo, allí han de estar tus abuelitos, no sé, a lo mejor ya se murieron, o yo qué sé como ya nunca regrese, tu padre no me dejó.
–No mamá, ahora sí cuando podamos vamos al pueblo.
–No, tu padre nos va a alcanzar y nos va a pegar ¿qué tal si nos mata?
–No mamá, yo ya estoy grande, yo ya puedo enfrentarme con él.
–Bueno si quieres pues lo haremos.
Salieron con un bulto de ceniza para que así fueran tapando el camino y el chango no pudiera ver los pies y llegaran hasta el pueblo con los abuelitos.
Pero el chango se dio cuenta desde antes, los alcanzó y el muchacho se enfrentó con su padre. Como tenían la misma fuerza, en una de esas, el hijo mató al padre.
La mamá y el hijo quedaron libres y se vinieron para Tlahuitoltepec. Eso es todo lo que supimos.

¿Y esa familia vive todavía?
Ese hombre chango ¿vive?
Ah, bueno, la muchacha llegó con sus padres y les explicó, les contó que un chango la llevó a la cueva y que ahora tenía un hijo.
– Y ese muchacho, el que era como humano pero con su cola de chango ¿vivió luego en el pueblo?
– Si
–¿Y se casó?
– Me estoy acordando que él se casó, fue así:
Un día iba caminando con su mamá y le dijo:
– ¿Sabes qué, mamá? Ví unas muchachas bonitas ¿por qué no vamos a pedir a una para que yo me case con ella?
– No hijo, qué tal si no quieren, tú eres chango.
Decían que la mamá lo tenía siempre en casa, no lo sacaba afuera para que no lo descubrieran.
– Mamá ¿ por qué no me sacas al patio? yo quiero ir allá para ver el mundo.
– No hijo, estate aquí – le decía.
– No mamá, yo quiero salir.
Hasta que un día salió y fue cuando vio a las muchachas bonitas.
– Mamá, vi unas muchachas bonitas ¿Por qué no vas a pedir una?
– Claro que sí, pero no sé, qué tal si me rechazan allá cuando yo les diga que tú eres mi hijo.
– No mamá, no te preocupes.
La señora aceptó y se fue.
– ¿No tu hijo es chango? ¿cómo me voy a casar con él? dijo la hija más grande.
Como eran cuatro muchachas había para escoger, pero ninguna quiso, solo la más chica:
– Yo me caso con tu hijo.
– Pues ya ni modos, me quedo con él.

Un día el chango y la muchacha fueron al mar, pues querían llevar un gallo y mecerlo por ahí para la buena suerte. Pero como las hermanas le tenían envidia, empujaron al gallo al mar y la muchacha quedó llorando. El chango se aventó y recuperó al gallo.
Entonces le dijo a la muchacha:
– Vete con el gallo y cuando éste cante tres veces tus hermanos te van a traicionar.
Y así fue, el gallo cantó tres veces y las hermanas empujaron a la muchacha al fondo del mar. Pero el gallo cantó tan fuerte que el chango lo oyó y dijo:
– Tengo que ir.
Entonces fue allí y salvó a la niña. Al salir del agua sorpresivamente vio que su cola se había desaparecido y se convirtió en un humano.
Así que por salvar a la muchacha se convirtió en un hombre normal.
Entonces las hermanas le tuvieron más envidia a la muchacha. Otro día estaban las hermanas jugando a colgarse de un árbol y de nuevo quisieron aventarla, pero el chango la atrapó en el aire y la salvó otra vez.
Finalmente se casaron y vivieron felices para siempre.

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