miércoles, 23 de abril de 2008

KONTOY héroe civilizador ayuujk

La pintura que se encuentra actualmente en el Palacio Municipal de Santa María Tlahuitoltepec representa la personificación del gobernante mixe Kontoy. En la imagen conviven varios elementos cargados de significado. La forma oval, recupera la creencia de que Kontoy nació de un huevo, por tanto representa la gestación de la vida y la manera en que los mixes se ligan consanguíneamente con Kontoy. El dibujo está dividido en tres planos, el terrestre representado por Kontoy, el supramundo donde se encuentra el sol y el inframundo donde está la serpiente. La serpiente es Tajëëw, hermana de Kontoy o también su alter ego.
Las flechas por su parte representan bastones de mando y son cinco porque simbolizan cinco siglos de resistencia mixe. Los cerros representan el Zempoaltépetl, cerro sagrado de 20 picos.
En cuanto a los colores, sobresalen el rojo que representa la vida, donde sale el sol y el amarillo que significa muerte (Facundo Vargas).


sábado, 19 de abril de 2008

MAPA DE LA REGIÓN MIXE

F

Fuente: Comisión Nacional para el desarrollo de los Pueblos Indígenas

Cerro Zempoaltépetl


Fotografìas tomadas por: María del Carmen Castillo Cisneros (2005)

Referencias Bibliográficas

A continuación presento un listado de referencias bibliográficas acerca del pueblo ayuujk:

Ballesteros, Leopoldo
s/f Con Dios y con el cerro. Semillas de la palabra en el pueblo mixe. Pasos hacia una nueva evangelización.

Barabas, Alicia y Miguel Bartolomé
1984 El Rey Cong-Hoy. Tradición Mesiánica y Privación Social entre los Mixes de Oaxaca. Colección de Investigaciones Sociales. INAH, Centro Regional de Oaxaca.

2000 Héroes culturales e identidades étnicas: tradición mesiánica de mixes y chontales. El héroe entre el mito y la historia. Federico Navarrete y Guilhem Olivier (coords.) pp. 213- 234. UNAM y Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos.

Beals, Ralph L.
1973 Ethnology of the Western Mixe.Cooper Square Publishers, Inc. New York.

Beulink, Anne Marie
1979 Quítame un retrato: una etnografía de la región mixe. Instituto Nacional Indigenista. México

Comboni, Sonia, José Manuel Juárez y María Tarrio
2005 Resurgimiento Cultural Indígena: El pueblo ayuujk de Santa María Tlahuitoltepec, Mixe, Oaxaca. El bachillerato integral comunitario ayuujk polivalente. Revista Latinoamericana de Estudios Educativos 1º y 2º trimestre, año/vol. XXXV: (1 y 2) pp.181-208. México, D.F.
http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/270/27035207.pdf

Cortés Márquez, Margarita
1992 Cómo se obtiene el maíz en Santa María Ocotepec, comunidad ayuuk de Oaxaca. Etnias, desarrollo, recursos y tecnologías en Oaxaca. Álvaro González y Marco Antonio Vásquez (coord). pp: 283-288. CIESAS, Gobierno del estado de Oaxaca, Oaxaca, México.

Kuroda, Etzuko
1993 Bajo el Zempoaltépetl. La sociedad mixe de las tierras altas y sus rituales. CIESAS, Instituto Oaxaqueño de las Culturas.

Lipp, Frank Joseph
1983 The mije calendarical system; concepts and behavior, Ann Arbor, University microfilms.

1991 Mixe of Oaxaca: religion, ritual, and healing. University of Texas Press, Austin, Texas.

Maldonado, Benjamín y Margarita Cortés
1999 La gente de la palabra sagrada. El grupo etnolingüístico ayuuk ja’ay (mixe). En Configuraciones Étnicas en Oaxaca. Perspectivas etnográficas para las autonomías, vol.II, coordinado por M. Bartolomé y A. Barabas, pp. 97-145. Conaculta-INAH, México, D.F.

Martínez Pérez, Daniel
1988 Tu’ukni’im ayuujk Juyjky’ajti’in (Religión ayuujk de Tamazulapam). La palabra y el hombre. 68:25-37. Nueva época Octubre-Diciembre de 1988, Universidad Veracruzana.

1992 Sistema de uso de la tierra y ceremonias agrícolas en Tamazulapam, Mixe, Oaxaca.Etnias, desarrollo, recursos y tecnologías en Oaxaca. Álvaro González y Marco Antonio Vásquez (coord). pp: 257-282. CIESAS, Gobierno del estado de Oaxaca, Oaxaca, México.

Miller, Walter S.
1956 Cuentos mixes. Instituto Nacional Indigenista, México.

Münch, Guido
1996 Historia y cultura de los mixes. Instituto de Investigaciones Antropológicas. UNAM, México.

Nahmad, Salomón
1965 Los mixes. Estudio Social y Cultural de la Región del Zempoaltépetl y del Istmo de Tehuantepec. Ediciones del Instituto Nacional Indigenista. México, DF.

1994 Fuentes etnológicas para el estudio de los pueblos Ayuuk (mixes) del estado de Oaxaca. CIESAS; IOC, Oaxaca, México.

Oseguera, Andrés
2006 Los laberintos de la etnicidad mixe. Identidades vecinas. Relaciones interétnicas en el Istmo de Tehuantepec. EnVisiones de la diversidad. Relaciones interétnicas e identidades indígenas en el México actual. Miguel Bartolomé (coord.) Instituto Nacional de Antropología e Historia, México.

Reyes, Juan Carlos
2006a Muerte-vida-fin-principio ayuuk. Tuk it ets ja tuk it. Este mundo, el otro mundo. Ojarasca, La jornada. http://www.jornada.unam.mx/2006/01/16/oja105-juan.html

Reyes Gómez, Laureano
1992 Curanderismo popular entre los mixes de San Juan Guichicovi. Medicina Tradicional, herbolaria y salud comunitaria en Oaxaca. Paola Sesia editora. Oaxaca, Oax.

Rodriguez E., Mauro y R. L. Ballesteros
1974 La cultura mixe. Simbología de un humanismo, México, Jus.

Sagi-Vela, Ana y Ursula Thiemer-Sachse
2005 Nombres entre los ayuuk (ayuuk ja’ay) o mixes, Oaxaca, México. Anthropos (100: 151-171).

Torres Cisneros, Gustavo Adolfo
1994 El significado ritual de la fiesta del 3 de mayo en Santa María Alotepec, Mixe. Tesis inédita de Licenciatura en Antropología Social. Escuela Nacional de Antropología e Historia. INAH-SEP.

2004 Mixes. Pueblos Indígenas del México Contemporáneo. Comisión Nacional para el Desarrollo de los pueblos indígenas, México, D.F.

El acento en el mixe de Alotepec, Oaxaca


Ponencia presentada por el maestro Juan Carlos Reyes Gómez en el Coloquio María Teresa Fernández de Miranda “Las lenguas otomangues y oaxaqueñas ante el siglo XXI, celebrado en la ciudad de Oaxaca, Oax., los días 11, 12 y 13 de abril de 2008.

Características importantes a considerar
La gran mayoría de las raíces de las palabras de esta lengua es de una sola sílaba.
En la lengua, el acento no es distintivo o contrastivo.


El comportamiento del acento
En el caso de las raíces y/o palabras de una sola sílaba, es obvio que el acento cae sobre el único núcleo silábico, es decir, la única vocal que éstas presentan.
En esta lengua el núcleo de la sílaba siempre va a ser una vocal; en otros términos, el acento siempre va a caer sobre una vocal, nunca sobre una consonante.
En el caso de palabras o raíces de más de una sílaba o de raíces con afijos y clíticos, así como también de palabras compuestas, el acento siempre cae en la primera sílaba de la raíz o de la palabra, contando éstas de izquierda a derecha, independientemente de la calidad de raíz o afijo (en este caso prefijo) que tengan los componentes de estas sílabas.


Para más información contactar a: jcreyes2000@hotmail.com



Los cuatro rumbos: Una revisión a las reconfiguraciones étnicas en Oaxaca. El caso de los globos en Santa María Tlahuitoltepec Mixe

Título de la ponencia presentada por Crisoforo Gallardo Vásquez (estudiante de Antropología social de la BUAP) y Facundo Vargas Jiménez (estudiante de Arqueología en la FAUV) en el marco del Primer Congreso de Cosmovisión Indígena llevado a cabo en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla el pasado marzo de 2008.



"Se trata un primer acercamiento al estudio sistemático de la reconfiguración cultural de los ayuujk jaa’y. Es un análisis descriptivo de la dinámica que enfrenta la comunidad. Enmarcada en este dinamismo encontramos la presencia de nuevos elementos culturales que son apropiadas individualmente y colectivamente y que, posteriormente son resignificadas en el ámbito de lo cotidiano. El caso de los globos en Santa María Tlahuitoltepec es una muestra de lo que entendemos aquí como reconfiguración, una ruptura en la trama del tiempo, en la cual se muestra la adaptación de elementos externos a la vida de los pobladores, en donde se reafirman y resignifican la identidad de la realidad social. Por lo anterior, nuestro objetivo es describir cómo se han venido insertando y reproduciendo culturalmente los globos en los rituales de las autoridades entrantes y salientes de la comunidad los días 24, 31 de diciembre y 1 de enero. Estos globos han sido de una manera reinterpretada y utilizada especialmente como oráculo para las autoridades entrantes y salientes".


Para más información contactar a: facundoklickflyp@hotmail.com


jueves, 17 de abril de 2008

DE LA MUERTE

Palemón Vargas
Para hablar de los muertos hay que empezar por la palabra muerte, que en mixe es o’jkën, que es la muerte como sustantivo. Existe una relación entre esta palabra y el verbo moler, molido, pues para el ayuujk, morir es convertirse en molido fino, en polvo fino y de esta forma regresar a la tierra. Por eso se dice wëpejtën tëkäjtsen, wëpejtën es regresar y tëkäjtsen es cambiar o cambiado. Tal vez los abuelos lo tomaron como regresar otra vez a la tierra y luego ‘cambiado’ en términos de que en vida fuiste diferente pero ya con la muerte cambias, te conviertes en o’jkën, en polvo fino con la tierra. El o’jkën es como vivir molido, que te muelas, esto es en términos físicos, en término de cambio de materia. Morir es entonces, regresar cambiado y bien molido, como polvo fino a la tierra. Este regresar se da en el panteón, que en términos de creencias, morir es regresar al lugar de los abuelos. En la mixe no existe el concepto de castigo, se sabe que uno en la tierra está sufriendo, entonces no entra dentro de la lógica de la comunidad el concepto de ir a un lugar de castigo con la muerte. Es entonces más el regreso al lugar de los abuelos, de los parientes, de los padres o de los hijos que se han ido, regresar con ellos. Por eso no se habla de lugares de castigo o de espera sino más bien ir al lugar de los ‘iguales’ que se adelantaron. Ese lugar es concebido como bueno, donde nos están esperando, donde algún día nos encontraremos.
Tanto la gente mayor como los muertos eran muy respetados anteriormente. Se dice que la mitad de cualquier difunto se iba al cielo y la otra mitad al infierno. Si era un hombre malo malo, pues se iba directo al infierno, pues en el cielo no es aceptado alguien con tanta maldad. Durante los meses de Octubre y Noviembre se da mucho el rezo por los muertos, pues éstos mandan mensajeros antes de la fiesta para hacerse presentes: entonces se aparecen víboras, comadrejas, animales que chillan en la noche.... todo esto es símbolo de que los muertos andan entre nosotros y nos pueden traer enfermedades, es por eso que hay que rezar. También pueden ser señas que den la pista de que murieron dejando algo pendiente (su maíz, tierra, animales) o promesas sin cumplir (un rezo, una misa, una ida al cerro). entonces el mensaje llega por medio de apariciones de cosas raras o animales y los hijos o nietos del difunto deben cumplir los pendientes. Las víboras por ejemplo no se aparecen tan fácil en el pueblo, entonces decimos que cuando se aparecen es que traen mensaje, son animales mensajeros (jadiuxpëë), que dicen algo del pasado, algo pendiente que no se cumplió.
La gente acostumbra rezar por todos los muertos, se hayan ido al cielo o no. Se sabe que si fue malo, su alma o espíritu se quema.
Las criaturas por ejemplo se van rápido al cielo porque no hicieron maldad, su espíritu se va rápido y el cuerpo queda en la tierra y se vuelve plantita. Las personas buenas se van al cielo, su espíritu va por un camino, ahí hay un juez, dicen que cuando la gente se desmaya, a veces tienen esa experiencia de ver un camino lleno de flores que es increíble, con mucha paz y tranquilidad, pero que al final hay un señor que les ha dicho que todavía no es tiempo, que no llega su hora y por eso no mueren, pero los que ya está bien muertitos pasan rápido por ese juez.
El infierno es un lugar de llamas, lumbre que está prendida todo el tiempo y que todo el tiempo está en el cuerpo. Dicen que hay víboras, comadrejas y búhos. Dicen que los búhos no son animales buenos, pues cuando chillan en la noche es que va a pasar una desgracia.

LOS HERMANOS MIXES

Luisa González Díaz
Recopilado por: María del Carmen Castillo

Se trata de unos hermanos ayuujk de la edad de 10 y 12 años pero uno piensa que ya están más grandes.
Comienza con una señora que pasaba por el camino y se encontró con el hermano chico que se la pasaba cuidando el ganado.
– Ah, hijito, buenos días – que le dice.
– Buenos días, abuelita – que le contestó.
– Ay, yo quería saber ¿de quién son los ganaditos? – le preguntó al niño.
– Ah, ¿eso quieres saber, abuelita? pues los míos son siete y de mi hermano es uno. Así le dijo pero no era cierto porque su hermano tenía siete y él uno. Después llegó la señora donde estaba el hermano mayor, también lo saludó y le dijo:
– Ah, encontré a tu hermano, hijo, él me dijo que su ganado eran siete y el tuyo uno.
– Hijoles, cómo es que platica así, no es cierto, por qué platica así las cosas.
– Pues no sé, así me dijo, así le pregunté a tu hermano. No más les pasaba a saludar y ya me voy.
Pasó pues la señora y luego, como ya era tarde otra vez, que llega el muchacho y que su hermano enojado le dijo:
– ¿Ya vienes? ahora sí estás muy bien ¿verdad? ¿por qué platicaste mal? ¿por qué le dijiste a la señora que el mío era uno y el tuyo siete? Ahora voy a matar el tuyo, a ver qué cuidas.
– Sí hermano, como quieras, si así lo quieres pues hazlo – le contestó.
Entonces afiló su cuchillo y que luego empezó a matar el ganado de su hermano, y el chico dijo:
– Ni modo, mi ganadito se murió, pues le voy a quitar el cuero.
Y que así lo hizo y al día siguiente salió con su cuero a llevar por ahí a ver quién lo compraba, mientras, el hermano consiguió otra persona para que cuidara el ganado, y ya el muchacho salió. Él caminaba, caminaba a ver a dónde le compraban el cuero.
– Ahora sí dónde voy a conseguir para dormir – pensó.
Caminaba por donde se veía una casita así chica, y llegó allá donde la casa y pidió hospedaje para que allí se quedara para caminar otra vez al día siguiente. Llegó allí, y estaba un matrimonio que comía y que bailaba:
– Pásate hijo, si quieres quedarte pues te quedas aquí – y le dieron un lugarcito donde no llegaba la lluvia. Desde ahí vio como comían, bailaban, lavaban trastes. A él no le dijeron si quería comer o nada pues. Luego vio que se quitaban toda la ropa, tenían muy bonita toda su ropa, de lujo. Tenía un armario, allí echaron toda su ropa, y tazas en una olla grande. Luego se durmieron pero dice que tenían otro armario más grande y allí entró el hombre pero desnudo, el señor con quien estaba allí la señora entró desnudo a ese armario. Y que le puso candado y ya se durmieron así. Luego llega otro señor y que como allí estaba afuerita el niño le dijo.
– Ah, ya vine, ya llegué.
No contesta la señora, ya se enfermó.
– Y que ya llegué ¿no oyes? – gritó el señor.
– Ah sí, pasa, ahorita estoy muy enferma.
Que así contesta y que luego el muchacho dice y ahora qué le pasa a la señora si hace rato estaba bien. Él estaba viendo todo pues.
– Sí pasa.
Y que luego el muchacho le avisó el señor.
– Aquí pedí hospedaje para que me quedara, es que ya se me hizo tarde.
– Ah sí hijo, pues pásate que aquí tenemos una casita para que comamos – le dijo el señor.
Él pasó – gracias – le dijo y pasó. Luego notó que se estaban hablando.
– No, mi enfermedad no ha pasado, pues qué bien que llegas, como estoy muy enferma me voy a dormir – dijo la señora
– ¿No ha pasado tu enfermedad todavía? – le preguntó el señor.
– Pues no, se me está agravando más.
El muchacho bien que vio que ella estaba muy bien, que no le pasaba nada.

– Pásate hijo, vamos a hacer un cafetito para cenar un poco, tengo unas tortillas duras, vamos a calentarlas – le dice el señor.
Y así pasó, comieron e hicieron su lumbre, y le estaba platicando de su señora que ella siempre se enferma, que no sabe cómo tienen que vivir, que la enfermedad está siempre con ellos.
– Ah poco, abuelito, pues yo no sabía, pues a lo mejor ustedes van a vivir bien ­– contestó el chamaco porque vio que ella no estaba enferma.
Se durmieron. Se levantaron más tempranito, como a las cinco, porque ya iba a salir otra vez el señor, el viajaba para hacer un poco de dinero.
Pero antes le dijo al niño:
– Ay muchachito, yo te quería preguntar ¿tú no sabes qué medicina le daría a mi mujer? ella siempre está enferma.
– No abuelito. Pero tengo un cuero, yo trabajo con ese cuero, a ver qué es lo que me dice, qué es lo que me habla, a lo mejor sí hay solución – …pero nada más inventaba.
– Ah sí hijo, pues órale hablemos a ver si es que es cierto.
– Sí abuelito yo creo que ustedes sí tienen riqueza – contestaba el muchacho.
– Pues empezamos – y comenzó a patear el cuero.
– Ahora sí, tú vas a patear el cuero.
Y que el señor lo patea tres veces la patada y luego el niño hizo como que interpretaba.
– Ahh, abuelito, ya escuché de lo que dice, dice que ustedes tienen mucha riqueza, ahorita ya me dijo que allí en la olla hay platos.
Luego otra patada:
– Ahhh, ahora sí, allí en ese cajón, allí ustedes tienen ropa fina. A ver, véanlo, a ver si no más digo.
Pues sí es cierto, hijo, hay ropas .
Bien que estaba escuchando allí el otro hombre que no más llegaba, pero sí vivía con esta mujer muy bien. Y luego otra vez le dice:
– Otra vez patea a ver qué más dice.
Y el señor lo pateó otra vez.
– Ah, en esa olla hay mucho dinero – le dijo – a ver, véanlo, véanlo, a ver qué es lo que hay que ustedes compraron, y esas cajas, esas ollas ya están llenas.
Y que vio que sí tenían mucho dinero allí en la olla. Pero ya se acercaba el otro cajón donde estaba encerrado el otro hombre.
– Pues otra vez patea, abuelito – y lo pateó.
– Nooo abuelito, esto sí que está muy cabrón, ahora sí, abuelito, creo que ustedes aquí tienen un diablo – le dijo.
– Abuelito ¿puede ir a traer un palo para que yo esté aquí y tú allá?.
– No abuelita, es el diablo, por eso te pasa eso. Al rato, cuando salga el diablo, yo creo que te vas a componer – le dijo.
– ¿Ah sí? – que le contesta.
Pero la llave la tenía ella y su marido la estaba buscando.
– Pues no me acuerdo la llave dónde está, dónde estará, dónde la puse – decía.
– A ver dámela, tú la has de tener –le dijo a su esposa.
– Ay, no me acuerdo, dónde será, dónde quedó ¿dónde será que la puse? – decía la señora.
– Ora sí ya encontramos la llave, ora sí ya va a salir el diablo.
– Pues ten mucho cuidado abuelito, qué tal si te patea o qué sabemos nosotros qué te va a hacer.
Pero bien que estaba oyendo el de adentro. Abrieron.
– Hijoles abuelito, cuídate mucho, ya va a salir – dijo el muchacho.
Salió el hombre y se fue corriendo desnudo, dejando su ropa y todo. Y que cuando salió:
– Ora sí, abuelito creo que ya nos salvamos porque si no qué tal si nos iba a matar – dijo el muchacho.
–Pues no hijo, yo no sabía, con razón siempre se enferma tu abuelita pues es el diablo, por eso se enferma – le decía – el diablo es lo que hace enfermar a mi mujer.
– Sí abuelito, sí es el diablo – contestó – pues ahora sí, ya la salvamos y ustedes tienen mucha riqueza ¿que no lo vio? Ahora sí van a vivir felices, usted ya no va a salir, ustedes tienen mucho dinero – les dijo.
–Pues sí es cierto, hijo, yo no me he dado cuenta, como yo siempre salgo, siempre voy de viaje.
–Sí abuelito, ahora sí van a vivir felices.
– Ah sí muchacho, pues dónde conseguiste ese cuero que trabaja muy bien.
–Pues yo trabajo con ese cuero, era de mi ganadito que se murió pues ni modo – le dijo – con ese cuero he trabajado siempre.
–Ay, qué vamos a hacer, cuánto te pagaré – dijo el señor.
– Pues no sé abuelito, como tiene mucho dinero pues la mitad de la olla – le dijo.
– Ay ¿así tanto?, pues déjame el cuero muchacho, como ya sé cómo se patea a ver cómo hago y así te doy el dinero, la mitad.
–Bueno abuelito, está bien, te lo doy – le contestó.
Y así quedaron. Le dio la mitad de su dinero, dejó el cuero y ya regresó otra vez donde su hermano. Cuando llegó:
–Ya llegué, hermano, ya vendí mi cuero. Mira, tengo mucho dinero – le enseñó.
– ¿A dónde lo vendiste? ¿quién lo compra? – le dijo.
– Pos allá, caminé mucho rato. Noo, ahí sí lo compran, quieren muchos cueros –le dijo.
– A poco ¿dónde es? Ahora sí voy a matar mi ganado.
– Pos allá encontré muchas personas y ellos me lo compraron, allí sí quieren mucho. Ahora sí, mano, si quieres vender cuero pues mata tu ganado.
– Sí, yo creo que sí ¿que no ves que no tengo ni un quinto?
Entonces mató cuatro ganados, se fue caminando cargado de cueros que le pesaban y nunca encontró comprador.
– Creo que me engañó mi hermano, aquí no más que se queden los cueros en el camino, ya me cansé.
Regresó enojado otra vez!
–Híjole no más me engañaste ¡ora sí ya te voy a matar a ti! –.
Para esa entonces vivían con su abuelita que dormía junto a la lumbre. Esa noche el niño bajó y dijo:
– Abuelita, tengo mucho frío, quiero hacer lumbre, mejor me bajo yo y tú te subes a dormir arriba.
Él estaba ahí al lado de la lumbre y su abuelita donde él dormía.
El hermano subió, vio que alguien dormía profundo y dijo:
– Ahora sí…
Y pasó despacio su cuchillo y según mató a su hermano pero no, había matado a su abuelita.
Mientras el otro desde abajo pensaba:
–Ay mi abuelita ya se murió.
Fue a buscar un pañuelo y se lo puso a su abuelita como cuando uno tiene tos y luego trajo una carretilla para colocarla ahí. Salió de la casa con la carretilla y en el camino se encontró a un borrachito:
– Muchacho, adónde vas?
– Mi abuelita se enfermó y tengo que llegar con el doctor para que me den medicinas. Y dejo la carretilla cerca del barranco.
– ¿A sí? Qué va a estar enferma? –dijo el borracho, hay que darle mezcal para que se cure.
– A ver señora, tenga este mezcal –.
Le decía pero la señora como estaba muerta nunca contestó.
– ¿Por qué no me contesta? –.
–No abuelito, está muy enferma, está muy grave.
Entonces el señor le dio una cachetada y del golpe se fue para la abuelita con todo y carretilla.
– ¡Híjole, le pegaste a mi abuelita ¡ora sí te voy a denunciar!
–No chamaquito, no me denuncies ¿sabes qué? Yo tengo mucho dinero, allí llevo dinero, en el burro. No me denuncies, por favor, te doy la mitad de lo que tengo, de lo que lleva el burro.
–No, si me das todo el dinero no te denuncio, y si no me quieres dar pues te denuncio.
Fue entonces que consiguió más dinero y llegó a su casa con todo y burro.
–Ya llegué otra vez, hermano.
–Pues tú de dónde vienes?
–Pues fui a vender a mi abuelita que tú mataste, por allá sí quieren muchos muertos, en un pueblo lejos.
–Cómo, no es cierto, siempre me engañas
–Sí es cierto hermano ¿no ves? Aquí traigo el dinero, esto es lo que me dieron, como quieren muchos muertos por eso me lo compraron.
–Ahora sí voy a matar al que cuida el ganado.
Lo mató, camino con el muerto a cuestas hacia un pueblo, lo tendió en la plaza y comenzó a ofertarlo. Por poco lo meten a la cárcel.
– ¿Qué estás vendiendo? –le dijeron. ¿No será que estás muerto tú mismo?
Empezó a correr y a correr porque lo querían meter en la cárcel.
– Hijole, otra vez me engañó mi hermano ¿por qué me hace esto?
– Ahora sí, hermano, ahora sí, ya es mucho lo que me haces, mejor te llevaré al fondo del mar.
– Como quieras hermano, como tú digas, hazlo a tu manera.
Cargó a su hermano, caminó y caminó y se cansó. Lo dejó a medio camino y fue a conseguir mezcal para recuperarse. Echó al hermano en una canasta y lo amarró con un mecate.
Paso un viejito y se detuvo.
– ¿Qué hay ahí? dijo.
Como el hermano estaba durmiendo, no oyó.
Entonces el niño contestó:
– Soy yo, abuelito.
– ¿Por qué estás así , quién te hizo eso? – le preguntó.
– Ay abuelito, es que ya me van a llevar al cielo.
– ¿Al cielo? Pues todavía estás muy chamaco ¿por qué te vas al cielo? Creo que yo me voy, hijo. Yo quiero ir al cielo en tu lugar.
– Pues abuelito, si quieres ir puedes meterte aquí, desata el nudo del mecate para que yo salga.
–Sí hijo, eso sí, yo quiero ir al cielo. ¿Sabes qué? Tu abuelita va más adelante, llévale el ganado y le dices que yo ya me voy al cielo. Dejas allí el ganado donde está tu abuelita.
El chamaco se llevó ocho ganados grandes. Mientras el hermano despertó, cargó el canasto y se fue al mar. Llegando, sin abrir nada, lo aventó
Cuando venía de regreso, vio a su hermano que llegaba con más ganado.
– Ya llegué hermano – le dijo el pequeño.
– ¿Por qué llegas? ¿No te llevé al mar?
– Pues sí, me dejaste allá, lo que pasa es que allí había muchos ganados para escoger y entonces tomé unos.
– ¿De verdad? – le dijo – ¿por qué no me llevas al mar para que recupere mis ganados?
– Sí hermano, si quieres te llevo – contestó el chico.
– Sí, llévame de una vez para que yo traiga mi ganado y pueda tener como tú mucho ganado.
Y así se fueron, derechito al mar. Lo echó al fondo y se regresó a casa. Así quedó libre, con su ganado, su dinero, su burro y sin hermano.

LOS CHANGOS

Rubén Martínez
Recopilado por: María del Carmen Castillo

Vivía un matrimonio en su casa y tenían una hija a la que mandaban siempre a traer agua, en un cántaro como era la costumbre.
Como había changos en el camino siempre tenía miedo. Un día se encontró uno que hablaba y le dijo:
– Vente conmigo y vamos a una casa.
Lo siguió por curiosidad y al llegar vio que no era una casa, era una piedra. Allí vivía, en las piedras, y allí se la llevó. Ella se quedó ahí, no pudo escapar. Cuando ella salía recordaba su casa y se quería ir con sus padres pero el chango siempre la alcanzaba, y ya nunca la dejaba salir.
–Pues sí, ni modos, me quedo aquí – decía la muchacha.
Se quedó allí, paso el tiempo y la muchacha y el chango tuvieron hijos. Tuvo un hijo como persona, igual a nosotros, pero se le quedó su cola, cola de chango.
El niño creció y un día le preguntó a su madre:
–Mamá ¿por qué tengo cola?
– Hijito, tu padre es chango, el chango grande.
–Y tú, mamá ¿de por sí vives acá en el hueco, en las piedras con él?
–Si hijo, pero yo soy de un pueblo, allí han de estar tus abuelitos, no sé, a lo mejor ya se murieron, o yo qué sé como ya nunca regrese, tu padre no me dejó.
–No mamá, ahora sí cuando podamos vamos al pueblo.
–No, tu padre nos va a alcanzar y nos va a pegar ¿qué tal si nos mata?
–No mamá, yo ya estoy grande, yo ya puedo enfrentarme con él.
–Bueno si quieres pues lo haremos.
Salieron con un bulto de ceniza para que así fueran tapando el camino y el chango no pudiera ver los pies y llegaran hasta el pueblo con los abuelitos.
Pero el chango se dio cuenta desde antes, los alcanzó y el muchacho se enfrentó con su padre. Como tenían la misma fuerza, en una de esas, el hijo mató al padre.
La mamá y el hijo quedaron libres y se vinieron para Tlahuitoltepec. Eso es todo lo que supimos.

¿Y esa familia vive todavía?
Ese hombre chango ¿vive?
Ah, bueno, la muchacha llegó con sus padres y les explicó, les contó que un chango la llevó a la cueva y que ahora tenía un hijo.
– Y ese muchacho, el que era como humano pero con su cola de chango ¿vivió luego en el pueblo?
– Si
–¿Y se casó?
– Me estoy acordando que él se casó, fue así:
Un día iba caminando con su mamá y le dijo:
– ¿Sabes qué, mamá? Ví unas muchachas bonitas ¿por qué no vamos a pedir a una para que yo me case con ella?
– No hijo, qué tal si no quieren, tú eres chango.
Decían que la mamá lo tenía siempre en casa, no lo sacaba afuera para que no lo descubrieran.
– Mamá ¿ por qué no me sacas al patio? yo quiero ir allá para ver el mundo.
– No hijo, estate aquí – le decía.
– No mamá, yo quiero salir.
Hasta que un día salió y fue cuando vio a las muchachas bonitas.
– Mamá, vi unas muchachas bonitas ¿Por qué no vas a pedir una?
– Claro que sí, pero no sé, qué tal si me rechazan allá cuando yo les diga que tú eres mi hijo.
– No mamá, no te preocupes.
La señora aceptó y se fue.
– ¿No tu hijo es chango? ¿cómo me voy a casar con él? dijo la hija más grande.
Como eran cuatro muchachas había para escoger, pero ninguna quiso, solo la más chica:
– Yo me caso con tu hijo.
– Pues ya ni modos, me quedo con él.

Un día el chango y la muchacha fueron al mar, pues querían llevar un gallo y mecerlo por ahí para la buena suerte. Pero como las hermanas le tenían envidia, empujaron al gallo al mar y la muchacha quedó llorando. El chango se aventó y recuperó al gallo.
Entonces le dijo a la muchacha:
– Vete con el gallo y cuando éste cante tres veces tus hermanos te van a traicionar.
Y así fue, el gallo cantó tres veces y las hermanas empujaron a la muchacha al fondo del mar. Pero el gallo cantó tan fuerte que el chango lo oyó y dijo:
– Tengo que ir.
Entonces fue allí y salvó a la niña. Al salir del agua sorpresivamente vio que su cola se había desaparecido y se convirtió en un humano.
Así que por salvar a la muchacha se convirtió en un hombre normal.
Entonces las hermanas le tuvieron más envidia a la muchacha. Otro día estaban las hermanas jugando a colgarse de un árbol y de nuevo quisieron aventarla, pero el chango la atrapó en el aire y la salvó otra vez.
Finalmente se casaron y vivieron felices para siempre.

EL SEÑOR Y EL DIABLO QUE RECLAMA POR EL DINERO

Rubén Martínez
Recopilado por: María del Carmen Castillo

Aquí tengo otro que se trata de un señor del pueblo, que era pobre, a penas tenía para vivir.
¿Muy pobre? ¿Aquí en el pueblo? ¿Vivía en Tlahui? ¿Y ese señor cómo se llamaba? No sé.
El caso es que tenía un compadre que era rico, con oficio seguro y algo así entonces su compadre le preguntó:
– Oye compadre ¿por qué puedes tener tanto dinero yo no tengo ni un centavo?
– Ah compadre, pues el dinero se gana trabajando, mira: yo un día empecé a recoger estiércol de ganado.
Y él le dijo:
– ¿Ah sí?
– Sí, y fui a venderlo a otro pueblo.
Entonces se animo y le dijo:
– Voy a intentarlo yo.
– Sí, puedes intentarlo, compadrito, sólo ten cuidado porque hay muchos comerciantes que te pueden robar la mercancía, cuídate de tus competidores porque el estiércol se compra mucho en otros pueblos.
Salió entonces a un pueblo a vender estiércol y al llegar le dijeron:
– Cómo se te ocurre vender desperdicios de animales, eso se puede comprar en cualquier parte.
– Es que mi compadre me dijo que aquí querían.
– No, vete de aquí – le dijeron y se fue.
Entonces llegó con su compa a decirle:
– Oye compadre, mira me rechazaron.
– Ah sí, pues mira, aquí en la carretera puedes encontrar piedras, recógelas y véndelas.
– Ah sí?
Entonces las recogió y fue a venderlas y nadie le compró y le dijo:
– Oye ¿qué te ocurre? ten tres pesos con cincuenta centavos y vete de aquí porque si no te matan. Mira, aquí, en la orilla del camino hay muchas piedras y tú vendiendo….
Y se fue allí, dejó todo y dijo:
– Me llevaré mi costal y voy a comprar un pico con esto.
Entonces quería comprar el pico.
– El pico cuesta ciento cincuenta pesos.
– Híjole, no me alcanza ni para un refresco.
Entonces caminó y caminó y encontró un puesto.
– Si compro pan se me acaba y llegaré a casa con nada. Ya sé, mejor compro una máscara.
Y compró una máscara así de diablo, re feo pues sí asustaba. Tenía sus dientes, su carne. Y ahí se fue caminando. Ya se estaba oscureciendo y vio a unos arrieros allí durmiendo. Estos arrieros tenían espíritu del diablo pero el no lo sabía. Se quedó allí y dijo:
– Mira qué bueno, aquí hay fuego y ellos están durmiendo, voy a calentarme un poco. Pero el fuego se apagó con el viento y había mucho humo, no podía ni siquiera ver ni respirar.
– Para qué estoy sufriendo así, mejor me pongo mi máscara, pensó.
Entonces uno de los arrieros despertó y vio que ahí estaba sentada una persona bien fea.
Primero pensó que era un tigre.
No, no era un tigre. Era una persona con la máscara y ellos creyeron que era el diablo. Empezaron a correr, a correr, a correr, a correr y dejaron allí toda su mercancía.
– ¡Miren es el diablo, es el diablo! y corrían.
El también creyó que realmente estaba el diablo atrás de él y no entendía…
Así él había corrido también un poco.
– Qué será, por qué será que corren mucho – dijo el señor.
Y empezó a correr, entonces ellos corrieron, corrieron y corrieron.
– ¿Dónde está el diablo, dónde está el diablo? alcanzó a preguntarles.
Pero ellos como veían que él corría pensaban que iba tras ellos y empezaban a correr más fuerte y el señor volteó hacia atrás y vio que no había nada.
– Bueno, mejor voy a ver –dijo –me regreso.
Entonces llegó, no vio nada, cargó los burros y se llevó los costales de dinero y dijo:
– Este dinero lo voy a guardar y se lo voy a entregar a ellos.
Pero nunca regresaron y se fue a su casa con eso y dijo:
– Ya regresé.
El compadre vio que tenía más que él y le dijo:
– Debo saber cómo consiguió tanto dinero.
El le contó todo lo que había sucedido. Por esos días, un anciano visitó al señor y le dijo:
– Mira ven. Ve a ese lugar donde tomaste el dinero, a cambio un familiar tuyo debe morir, o trabajar por ese dinero que tú tienes ahora, o tú mismo debes hacerlo porque sino el diablo vendrá a reclamarte.
Entonces se fue a ese lugar, una cueva.
Entró allí y el diablo estaba esperándolo y le dijo:
– Muy bien, tú aquí asustaste a mis amigos, entonces tendrás que trabajar mucho tiempo aquí.
Y lo convirtió en mula junto con su mujer. Trabajaron allí durante seis años, entonces le dolía mucho la espalda y su compadre le dijo:
– Es tu culpa compadre por ser tan codicioso de dinero – le dijo.
– ¿Verdad que sí, compadre? Ya nunca habré de preocuparme en el dinero, porque uno no sabe lo que nos puede pasar.


Vivir en "jotkujk" (armonía) es estar en equilibrio con mente, cuerpo y espíritu. Eso es lo que busca todo ayuujk, el equilibrio y control de la madre tierra, sus dioses, hermanos y nosotros mismos.
Juan Carlos Reyes